Desde las 06:00 hasta el mediodía dedica su tiempo a amasar y embolsar pan. “Lo hago para alivianar la carga de los gastos que tengo en el ballet (Danzarte) porque mi madre, me ayuda a pagarlos”, comenta María Fátima Parada. Simpática, dueña de unos ojos verdes y una figura esbelta fue elegida por la Unión de Folcloristas Cruceños como su reina.
“Debido al tiempo que ha dedicado a esta disciplina, por destacarse entre otras bailarinas y por su carisma”, comentó Sarita Vélez, presidenta de esta institución, que tiene previsto llevar a María Fátima el 12 de octubre a Argentina al Encuentro Mundial del Folclore, representando a Bolivia.
La nueva soberana está en el colegio parroquial La Santa Cruz, donde cursa el cuarto de secundaria, y sus noches, como si fuera un mandato sagrado, las dedica a sus ensayos en el ballet Danzarte, en el cual pasa tres horas diarias.
“Cuando se quiere, se puede”, dice ella, que luego comenta que su aventura con la danza empezó hace un año y medio y desde ese entonces despertó su curiosidad y pasión por la música. “Bailar ritmos autóctonos es una forma de llevar a todos lados las costumbres y tradiciones de una forma atractiva e interesante”, añade.
Pese a que su experiencia como bailarina y como reina no es mucha, en el corto tiempo que lleva ha logrado sobresalir y se ha abierto su propio espacio. Una muestra de ello está en su participación en los festivales de renombre como el Danzarte versión 2012, donde recibió una plaqueta de reconocimiento por su desempeño. Ya para este año en Danzacruz, junto a su ballet ganó el primer lugar con la danza denominada La joya del Oriente.
María Fátima se define como una persona alegre y sociable y aunque no esperaba ser la reina del folclore, sus padres, Juan Carlos Parada y Livia Eddyna Pedraza la apoyaron en todo porque es una gran oportunidad para su hija
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