miércoles, 9 de septiembre de 2015

Calucha ‘le brinca’ a la música con su tamborita

La hora típica del Camba Calucha ameniza eventos culturales, cumpleaños, serenatas, divorcios y velorios de suegra. Con estas palabras el personaje costumbrista presenta el show de animación que ofrece desde hace tres meses. Es una alternativa a los espectáculos que se han puesto de moda en los eventos sociales donde se escucha batucada y murga. “Hemos perdido la esencia del verdadero buri camba”, afirma Calucha.

El servicio incluye cuatro horas de música tradicional, declamación regional, juegos típicos y chistes criollos. Y en el repertorio de la tamborita se encuentran piezas emblemáticas como Tamarindo seco, Adiós perra, Siete pelos y Suelta teta. En el caso de los juegos típicos están la carrera de embolsao, el pejichi, la tinaja con peto, el chichisco, patada y pellizco.

Y cuando el evento es para personas mayores, las recreaciones cambian a la silla, la carretilla y la riña de gallos (sin gallos). Además, del exitoso pele y chupe (naranja) especial para mujeres.

De exportación

El anhelo de Calucha es convertir a su grupo en la primera tamborita internacional, para eso gestiona un viaje a Europa. Aprovechará los contactos que hizo hace un año cuando estuvo de gira por tres meses en España, Francia, Italia y Suiza.

Además, el rimador representó a Bolivia en la Trobada de Identidades del Consejo de Migración de Barcelona, donde obtuvo el segundo lugar entre participantes de 55 países. Orgulloso dice que llevó la bandera cruceña al escenario.

Vivencias

Hace ocho años que Herland Burgos viste el traje de camba y recorre las calles de Santa Cruz, declamando rimas costumbristas. “El pueblo me ha tratado muy bien, pero no las autoridades”, señala sin tapujos. “Y digo esto porque a las personas que hacemos cultura nunca nos toman en cuenta y cuando lo hacen nos dicen ‘vayan, va a estar la prensa, se van a hacer conocer’. No quieren pagar nuestros servicios. Nos dicen que cobramos muy caro, pero en cambio tienen plata para traer a artistas extranjeros”.

Calucha sostiene a su familia de declamar en los micros, los restaurantes y de vender sus discos en la tranca (carretera a La Guardia). “Ya que no hay trabajo en la Alcaldía, la Gobernación, el Comité Cívico, ‘la Federación’, en todas las instituciones cruceñas, me toca salir a las calles”.

El artista mira con alarma la diferencia que hay entre un camba y un colla con respecto a sus tradiciones. “Vos vas a una fiesta colla y ellos ponen su música, la bailan, la compran y pagan a sus artistas. Puede ser que los cambas digan ‘Calucha nos hacheó’, pero el camba a la hora de hacer una fiesta no escucha taquirari y menos contratan a una tamborita, es muy raro. Y si llaman para contratar a un conjunto típico, dicen yo solo quiero una hora, si después no la vamos a escuchar”.

Mientras las comparsas cruceñas se olvidan de sus tradiciones, las fraternidades y asociaciones del interior del país llaman a Calucha para que animen sus eventos. “Me contratan. Incluso para la fiesta de la Virgen de Copacabana he tenido muchos contratos. Hemos amanecido, tocan hasta por cuatro días y calladingos pagan lo que uno cobra. Los collas bailan la música camba, les gusta”

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