Los Morochucos se separaron en 1973 y durante los últimos años el trío estuvo integrado por Rafael Matallana, Augusto Ego-Aguirre y Oscar Avilés.
Avilés y Cortez continuaron su carrera artística, el primero haciendo dúo con Arturo Zambo Cavero y el segundo como solista, mientras Ego-Aguirre se retiró definitivamente.
En un comienzo interpretaron valses románticos, luego, los grandes clásicos de la canción criolla, grabaron varios discos, donde destacan temas como: “El huerto de mi amada” de Felipe Pinglo Alba, “Anita” de Pablo Casas, “Nube gris” de Eduardo Marquéz Talledo, “Cuando llora mi guitarra” de Augusto Polo Campos y otros tantos.
Hoy solo queda con vida Oscar Avilés con 89 años, los otros miembros ya fallecieron.
El guitarrista Oscar Avilés puede ufanarse de haber impuesto un estilo genuino, una escuela propia, una manera personal de hacer música peruana, más propiamente canción criolla. El estilo de Avilés sentó una verdadera revolución, además de guitarrista fue un eminente compositor, integrante de renombradas entidades musicales: tríos, cuartetos y diversos conjuntos, exitoso promotor de producciones disqueras, descubridor de nuevas figuras y un extraordinario animador en cuerdas, voz y ocurrencias de las más auténticas jaranas criollas.
Formó el Grupo “Los Morochucos”, El conjunto “Fiesta Criolla” y uno de los dúos mas importantes con Arturo “Zambo" Cavero los años 70s, la mezcla de la guitarra, el cajón, una buena voz, picardía y jarana, fueron las características de este dúo.
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