domingo, 15 de junio de 2014

La Sole, Niña Pastori y Lila Downs, juntas pero no revueltas

Raíz es el nombre del disco que han lanzado juntas Lila Downs, Niña Pastori y Soledad Pastorutti, y el experimento seduce precisamente por la combinación de tres voces celebres y provenientes de muy diferentes contextos.
La española Niña Pastori fue lanzada al estrellato por el mítico Camarón de la Isla a sus 12 años y desde entonces fue asentando su nombre entre los más sonados del flamenco, ganando precisamente dos Grammys latinos y dos premios Amigo en esa categoría. Ha compartido su voz con Joaquín Sabina, Alejandro Sanz y muchos otros compatriotas. Tiene ocho discos en su haber y todos los méritos para ser una digna representante del flamenco.
Soledad Pastorutti desde hace 20 años es la voz más potente del folklore argentino, antes de cumplir la mayoría de edad ya fue reconocida como la renovación del género. Ha editado 15 discos y tiene el récord de haber vendido en dos años la mayor cantidad de discos en su país. Ha acumulado muchas distinciones y se mueve constantemente por todo el continente con gran acogida (incluyendo Bolivia). Además ha compartido escenario con todos los nombres importantes de su país y de América Latina. Dedicada íntegramente a promover la música folklórica argentina, conduce hace varios años un programa en la televisión pública.
La mexicana Lila Downs es una de las más brillantes cantantes y compositoras que ha surgido en las últimas décadas. Desde 1999 su carrera ha sido imparable, ha lanzado una decena de discos y ha ganado dos Grammys latinos y un Grammy americano y ha alcanzado el doble disco de platino por la venta de 130 mil copias, es imagen oficial de La Guelaguetza 2013, la fiesta folklórica más grande de América, y se ha paseado varias veces por casi todos los países del continente y otros más lejanos.
Con esos currículos la posibilidad de escuchar juntas a estas tres voces se hace irresistible. El proyecto surgió en el 2013 ampliando un proyecto que ya se hizo en el Brasil con tres voces muy distintas, pero reunir a tres cantantes de distintos países se convirtió en todo un desafío. La idea convenció y entusiasmó a las tres que coincidieron en la mutua admiración y por ello se hizo viable el proyecto, se reunieron en México, cada una armada de cinco canciones representativas de su repertorio y su país para compartirla con las otras dos, y en ese compartir incluso surgió una composición propia a seis manos que abre y da título al disco.
El proyecto del trío puede sonar a recurso automático de venta y quizá lo es, pero Raíz convence por la solvencia de las tres implicadas, con voces sólidas, impecables y cautivantes. Convence por una producción ambiciosa y muy bien armada, gracias al trabajo de Aneiro Taño (responsable de todos los discos de Lila Downs) y el marido de Niña Pastori, Chaboli Jiménez, quienes tuvieron la compleja tarea de combinar los tres estilos para las tres voces en géneros también muy distintos, y salen airosos porque ya sea una chacarera, una bulería o una cumbia, las voces fluyen con su propia piel sin tropezar, ni chocar.
Para ello se han reunido los más diversos ritmos principalmente latinoamericano (incluyendo una saya boliviana) que se intercalan y que van transformando la canción a medida que van surgiendo las voces.
Por otro lado dan un nuevo y atractivo ropaje a canciones por demás conocidas como El día que me quieras, La Masa, de Silvio Rodriguez, o Que nadie sepa de mi sufrir y donde cada una le aporta su sello personal al éxito de la otra.
El disco quizá peca precisamente de un repertorio demasiado complaciente que no se arriesga. La raíz de mi tierra compuesta a tres voces bien podría usarse como "canción del mundial” por esos textos melosamente integracionistas.
Y es que el experimento de combinar tres estilos, voces y procedencias distintas en sí mismo es un riesgo. Las tres tienen varios dúos en su haber, con los más diversos artistas, pero combinar en una sola canción tres y muy distintas es un logro. Mas de uno podría sentirse molesto por los constantes cambios de ritmos en una misma canción, pero esa constante transformación se convierte en un atractivo del experimento.
La Sole, Lila y Niña intercalan sus voces, sus recursos, sus canciones y sus éxitos con generosidad y respeto, y como resultado se percibe, más allá de los instrumentos y los arreglos, el disfrute de tres artistas descubriendo y compartiendo un lenguaje común, aunque de distinta raíz.

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