Hija de la tierra, pero también de las esferas celestes que animan el océano nocturno suspendido en el cielo, Luzmila Carpio eleva su voz para expresar lo que la gente más sencilla y humilde ha dicho siempre: su amor por el mundo, por la luz, por la oscuridad y el alba, por el sol candente, por la luna madre, por los seres misteriosos que habitan el planeta, por las deidades ocultas a los ojos profanos, por la risa de los niños y la hermandad entre los pueblos.
Oratorio Andino Amazónico se llama esta obra donde instrumentos de cuerda y viento de factura occidental se ponen al servicio del mensaje de las culturas originarias del mundo. Sublime la voz, dulce el idioma quechua, unidad que se va armando como un tejido, con su tensa trama, sus delicados dibujos de los que emergen la Madre Tierra, los elementos universales, comunes a los seres humanos.Obra descolonizada, su autora es esta hija de la montaña, del viento andino
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