sábado, 2 de enero de 2016

Willy Claure, músico y compositor boliviano “Mi compromiso con la cueca será hasta el final de mis días”

En 1997 Willy Claure tenía 22 años y había tomado la decisión de dejar el folklore para estudiar jazz y rock. Como tenía muchas composiciones folklóricas decidió grabarlas en un casete y allí dejarlas para el recuerdo.
"Me pareció curioso porque esa vez me di cuenta de que la mayoría de las piezas que había compuesto eran cuecas, entre ellas, había una en particular que tenía una métrica diferente. Un día mi amigo César Junaro la escuchó y me hizo notar que era una cueca con uno o dos compaces demás”, cuenta Claure desde su casa en Zúrich (Suiza). Como no la había escrito para nadie en especial decidió nombrarla como Cueca para no bailar.
Desde entonces la pieza aguardó por su creador por casi dos décadas. Años después Claure volvería a dedicarse al folklore; sin embargo, fue en 2013 cuando decidió buscarla, sacarla del casete e incluirla como parte de su más reciente producción.
"Ana María Ramos hizo la letra. Yo no le había explicado nada del tema. Cuando ella me preguntó el nombre le dije que era una cueca para no bailar . Ella tomó un concepto diferente, escribió una letra sobre una relación que me pareció tan bella que decidí que el disco se llame Cuecas para no bailar. Fue entonces que tomé la decisión de que este disco sea más para escuchar que para bailar”, explica el maestro quien asegura ha hecho de este ritmo su forma de expresión.
Así forjó, a lo largo de su carrera, un amplio repertorio con la cueca como protagonista. "Pero no la tradicional”, advierte, sino una cueca que se fue transformando y estilizando hasta lograr un sonido que, sin perder su esencia, continúa invitando al zapateo o al acompañamiento con las palmas.
"Hay mucho que contar sobre la cueca, más ahora que ahora fue declarada patrimonio de los bolivianos”, dice antes de iniciar una conversación Página Siete.
¿Recuerda qué sensaciones le vinieron cuando escuchó por primera vez una cueca?
Para mí la cueca era parte de todo lo que era la música tradicional boliviana. Mi acercamiento a este ritmo fue bastante natural, como podía haber sido con un huayño o taquirari. Si hice de la cueca mi forma de expresión, fue por una decisión personal y consciente.

De esta forma, la cueca se ha convertido en parte de mi diario vivir y ahora esa relación se ha hecho mucho más fuerte desde la promulgación de la ley que la reconoce como patrimonio de los bolivianos. Tengo un compromiso con la cueca muy fuerte, lo tuve desde que empecé y será hasta que se acabe, hasta el final de mis días.
¿Qué reflexiones le quedan luego de haber trabajado en la promulgación de la ley?
Ha sido un camino bastante interesante porque he conocido una faceta de mi vida, de alguna manera, política. He entendido que para lograr una ley hay que hacer política, hay que estar metido dentro del ambiente político y ligado a gente que está inmersa en la política. Más allá de ello, estoy feliz porque logramos el objetivo, que no era político, sino en favor del patrimonio musical boliviano. Queda mucho camino por andar.
Hubo cierta susceptibilidad de la comunidad chilena cuando se promulgo la ley...
La cueca es un bien latinoamericano, es parte de países vecinos como Perú, Chile, Argentina incluso México. En Bolivia la hemos hecho nuestra y tiene una particularidad diferente de las demás. Si bien todas tienen un eje principal que es el ritual del coqueteo, de la conquista, la boliviana tiene dos variantes: el jaleo, que se compaña con palmas, y que se la debe repetir dos veces, por eso es que siempre decimos "Se va la segundita”. La cueca es un ritmo que se adapta a la región. Pronto estaremos escuchando unas cuecas orientales, que es mi próximo proyecto.
He escrito una artículo que pronto saldrá en algún periódico de Chile en el que explicó que no se ha declarado patrimonio a la cueca chilena, sino a la cueca boliviana. Para mí la cueca es integración y ese, por ejemplo, es el discurso que he manejado cuando he concebido en mi más reciente disco. En él he invitado a artistas de otros países en el que se canta y baila la cueca para que interpreten cuencas bolivianas. De ahí que tenemos al chileno Joe Basconcelos y al argentino Carlos Aguirre interpretando cuecas bolivianas.
Vive casi más de dos décadas en Europa ¿se ha planteado alguna vez regresar a Bolivia?
Estoy en Suiza por cuestiones financieras, pues si viviera en Bolivia no sería tan simple hacer mis propias producciones. La verdad es que la cueca nome ha dado los réditos para que pueda generar mis propios trabajos, aquí tengo otro trabajo con la música que me lo permite.
El tiempo que he vivido en Bolivia nunca he tenido apoyo de ninguna parte. Por ahora, quiero seguir mostrando mi arte acá y seguramente en unos dos o tres años voy a plantearme volver a Bolivia definitivamente.





Hoja de Vida

Perfil Inició su carrera artística en 1979. Sus obras van desde el ámbito tradicional-popular hasta los espacios contemporáneos.
Cueca Inició a una nueva forma de interpretación de la cueca, que tradicionalmente es un ritmo bailable de pareja, llevándola por una dirección personal, no tradicional, basada fundamentalmente en la melodía.

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