Homero Carvallo y William Lofstrom comentarán la investigación y además de la presentación, se tendrá como complemento un pequeño concierto en la que Cárdenas interpretará junto a la Orquesta de Cámara de la Universidad, que está a cargo de Álvaro Monrroy, una selección de yaravíes, tristes y boleros de caballería.
La autora revela algunos detalles sobre su trabajo a CORREO DEL SUR.
¿Nos puedes dar el contexto general del por qué de esta investigación?
La idea es intentar explicarnos por qué un género tan triste, tan melancólico, tan marginal, de lo que pueden ser las expresiones musicales del gusto en general de la gente, ha pervivido y hoy está acompañando todo lo que son los ritos funerarios principalmente de sectores de la población del campo, cercanos a La Paz y Cochabamba; es que este bolero está en todas las confrontaciones políticas cuando se quiere aludir al hecho de una violencia y se pone un bolero de caballería desde un parlante, como lo hacía la Central Obrera Boliviana, o Federación Sindical de Mineros o la de Maestros, que utilizaban este bolero para representar un estado de emergencia.
¿Qué sucede en la Guerra del Chaco con esta música?
Es la música con la que se despide pero también con la que se recibe, es un poco esta paradoja que se plantea en el bolero, el bolero digamos por eso tiene tanta pertinencia. A la hora de conversar con los ex combatientes, y les preguntas qué música escuchaban y te dicen boleros de caballería.
Confluyeron de todas partes del país y nacieron de allá, digamos, yo creo con muchísima más definición de un lenguaje que posteriormente conduce a la Revolución del 52, una idea de un país que se reconocía en esas trincheras. Se podría decir que ha sido así, a pesar de las guerras de independencia, se apunta a la a la Guerra del Chaco como la precursora de lo que ha sido la construcción del Estado-Nación.
Por ejemplo la formación de los sindicatos campesinos se rastrea en Cochabamba de los ex combatientes de la guerra, que aprenden a organizarse, pero además la gente que participa en la Guerra del Chaco, es como si adquiriría un derecho de ciudadanía, por lo menos entre los sectores subalternos; ahora ¿qué pasa con la música y con los símbolos de la identidad, cómo se vuelve la música en ese momento?
Al volver de la guerra, primero hay que pensar que en ese momento se crea la radio y a través de la radio se emite y se tiene una presencia del Estado, la radio Illimani que era estatal, sienta en el imaginario de los bolivianos que logran escuchar, que por entonces escuchaban públicamente, se ponían una radio en la esquina de una plaza y todos oían, porque no se tenía acceso a las radios fácilmente, eran equipos caros y recientes, entonces la radio Illimani transmitía música en vivo, por lo tanto yo creo que a partir del retorno de la gente a sus lugares hay ya una idea de país, hay ya una idea que se tiene entre bolivianos y de sus músicas, y la radio ya empieza a ser una presencia permanente. Entonces todo eso hace que la gente adquiera una mayor identidad con este país. Por eso yo creo que es después de la Guerra del Chaco que realmente se logra encontrar una identidad nacional, un idea de pertenencia a un territorio, de pertenencia a un Estado y por lo tanto, también un hacer en el sentido de una construcción de cultura musical. Las bandas reproducían eso, las bandas accedían a esa música y la escribían. Mucho después los boleros de caballería se tocaban en todos los momentos en los que había crisis políticas en el país a través de la radio, entonces si había un golpe militar sonaba un bolero de caballería o una marcha, la Talakocha y tú sabías que había revolución.
¿Cómo es el proceso en el que los boleros de caballería son asimilados en el imaginario popular como una forma de representar la solemnidad de un espacio diferenciado en el tiempo, como una crisis política, por ejemplo?
Desde el siglo XIX, todo esto lo estoy explicando en el libro, y es que el bolero llega a las bandas militares cuando los militares ya están conformados a partir de 1845, cuando se está celebrando el tercer aniversario de la victoria de la batalla de Ingavi. En 1907 ya aparecen en los programas los boleros, a pesar de que desde el 45 ya habían estado madurando en el acervo musical, primero entran los yaravíes y tristes, y después entran los boleros, entonces yo digo ha habido una fusión, he encontrado una partitura de un yaraví bolero que se llama El porvenir de Francisco Molina y que habla justamente sobre una interpelación al Estado por el mar, entonces hay un reclamo por la pérdida del mar, ya mostrando ese sentimiento de solemne dolor.
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