Las clases de caña se dan en un domicilio particular

El presidente de los Músicos Cañeros de Bermejo, Santos Perales, manifestó que esa organización ya sólo cuenta con 10 integrantes. Señala que pese a sus esfuerzos por capacitar nuevos elementos, no existe interés en la niñez, juventud ni en los adultos por aprender a tocar la caña.

También atribuye la limitada difusión al poco apoyo que brindan las autoridades e instituciones a los músicos cañeros, quienes poco a poco van desapareciendo. Recordó que las clases las brinda en su domicilio y de manera gratuita.
Perales señaló que algunos alumnos se inscriben, se animan pasar clases, pero abandonan al poco tiempo. “Quieren aprender de la noche a la mañana”, aseguró. También atribuye la escasa existencia de músicos cañeros a que se necesita mucha práctica, se dedica mucho tiempo, esfuerzo y se debe tener paciencia.
El Presidente de los Músicos cañeros de Bermejo señaló que a la persona no sólo tiene que gustarle, sino que además debe tener mucho cuidado con el instrumento de la caña, el instrumento que acompaña fiestas patronales, ferias y acontecimientos importantes de nuestro pueblo. Recordó que es difícil de conseguir y tiene un costo de entre 300 a 500 bolivianos.
“Cuando uno aprende a tocar, tiene que elegir su instrumento –explicó Perales. Existen de diferente calidad. No todas las cañas son las mismas, algunas llegan con sonido bajo, otras con uno más alto. Son diferentes tonos, los cuales suelen escucharse desde julio hasta octubre. Luego se lo archiva hasta el próximo año, debido al calendario cultural chapaco”.
Perales explicó que, como músico y profesor del Instrumento de la caña, lleva alrededor de 15 años, pero lamentablemente ni las autoridades municipales ni las de la Sub Gobernación, le contratan para las escuelas de música y danza. Añadió que de manera voluntaria y gratuita, por amor a la cultura y tradición, brinda clases a las personas interesadas en aprender a tocar este instrumento, en su domicilio, pese a que en las instituciones públicas, existen partidas presupuestarias, para revalorizar la música y las tradiciones que se van perdiendo.