Siempre me gustaron las fiestas y las fraternidades más que estar tocando en un estadio. La acogida del público y la calidez que siento es más cercana, llega más al corazón. Eso sentimos en La Salada.
¿Qué importancia das a las comunidades bolivianas establecidas en tan diversos y diferentes países?
La comunidad boliviana es muy importante en muchas partes del mundo. Tienen siempre una fuerte presencia en el lugar en que están.
Es muy lindo empezar a sentir más esa fuerza que está teniendo la cultura andina, nuestra cultura boliviana, que se transmite en diversos países y que nos ha emocionado en los lugares en donde hemos estado. Ese es un gran logro de nuestra gente.
¿Ch’ila Jatun siente que se está convirtiendo en un joven embajador de la cultura boliviana como cree la gente?
En realidad, si no fuera por la comunicad boliviana no estaríamos aquí; estamos gracias a ellas. Es temprano para afirmar que el grupo es un embajador de la cultura. Aún nos queda mucho por construir la historia de Ch’ila Jatun.
Tenemos la esperanza de que este proyecto siga, que las composiciones entren con más fuerza, que los deseos de lucha por nuestro folclore sigan adelante. Pero no solo somos nosotros.
Hay muchos grupos folclóricos que nacieron paralelamente a nosotros y ojalá todos nosotros sigamos difundiendo nuestra cultura y que esto se continúe de generación en generación.
¿Se sinergian Ch’ila Jatun y los Kjarkas cuando tocan juntos a pesar de ser dos generaciones distanciadas?
Para nosotros es un orgullo tocar cuando tocan los Kjarkas. Ellos son un ícono del folclore andino. Los Kjarkas son la guía a seguir por todos, están muy bien plantados en la historia que se escribe de nuestra cultura.
Ellos sí que tienen una historia hermosa por contar.
¿Creés que los argentinos hoy están más predispuestos, tal vez por el actual contexto político y cultural latinoamericano, a descubrir la música andina?
La música andina ya tiene grandes admiradores en la Argentina, no solo en las provincias que son vecinas de Bolivia, sino en otras, como Tucumán y Córdoba.
Pero vemos que, a diferencia de nuestra anterior visita a Buenos Aires y a las ciudades aledañas, ya no son solo los bolivianos y los bolivianos que tienen hijos argentinos, sino que los argentinos de otras ascendencias se enamoran de la música andina, a medida que la descubren y que, al ocurrir eso, se potencia el sentimiento de hermandad entre los pueblos. Definitivamente, la música nos une
No hay comentarios:
Publicar un comentario