De esta presentación en Luxemburgo, acompañaron a Nataniel Gonzales, quien fue la parte vocal y percusión, Andrea Benavidez en el violín, Roger Soruco en la primera guitarra, Luis Chugar en la segunda guitarra y José Mendoza en el charango, en un grupo que denominan “Los bolivianos”.
Nataniel Gonzales Rivero, en la década de los 50 comienza a descubrir el arte, a través del canto, consagrándose en los concursos para nuevos talentos, fue denominado en su infancia “El ruiseñor orureño”, interpretando temas de “Joselito” el español José Jiménez Fernández.
Esto habla del gran artista que fue y es Nataniel, quien después de su éxito se fue a radicar por varios años en Europa, donde fue una especie de embajador de la música boliviana, acompañando y representando a varios grupos que pasearon su talento por el Viejo Mundo, manteniendo esa calidad que dejó descubrir hace cuarenta años atrás.
En 1973 por Wara, “El Inca” y subtitulado “Música progresiva boliviana”, donde Nataniel Gonzales era la primera voz, tiende a alcanzar el núcleo de la interioridad del oyente, ofrece un piso ecológico, una fuente de energía de efecto envolvente que impacta y que llena vacíos interiores y se integra al ser, rescatando mitos y leyendas bolivianas; según describe Juan Manuel Fajardo en un artículo.
Esta actuación fue con motivo de la cuarta edición del Día de la Celebración de la América Latina y el Caribe, el Senado de Luxemburgo organizó un concierto en el templete de los “Jardines de Luxemburgo” donde participaron otros artistas de varios países de Latinoamérica.
Siete grupos se presentaron en el escenario de Luxemburgo, de Argentina “Cedrón”; de Bolivia “Los bolivianos”; de Chile, el grupo “Mar Andes”; de Colombia, Nancy Murillo; de Ecuador, “Trío Latino Diamante”; de Nicaragua, “Nicaragua y Carlos de Familia” y de Venezuela, José Alejandro Delgado. (La Patria)
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