El cantante y líder de uno de los grupos folklóricos más importantes del país emprendió, junto con sus compañeros de música y otros socios, la puesta en marcha de uno de los restaurantes más grandes de su ciudad. En Villa Hermosa la gastronomía y la música se fusionan para ofrecerle al comensal una experiencia para el recuerdo, asegura.
Villa Hermosa tiene mucho del espíritu de Elmer. El cantante no sólo encaró el diseño del lugar, sino que en esta primera fase está colaborando con la capacitación de los chefs que trabajarán en la cocina para que los platos tengan el sabor que a él y a sus amigos les gusta. Una sazón -explica- que conquiste el paladar del boliviano.
Y, en efecto, no escatima a la hora de describir los platos y el sabor que deben lograr. "Me encanta cocinar. Mi hermano Wilsón, que en paz descanse, hacia unos chicharrones tan deliciosos que antes toda la familia se reunía sólo para comer ese chicharrón. Yo tengo esa receta y quisiera que, por ejemplo, ese plato que vamos a presentar tenga esa sazón”.
Su hermano Gonzalo añade que con este emprendimiento se busca "darle un espaldarazo a la comida boliviana”. Por ello, en Villa Hermosa se tendrá los platillos emblemáticos de diferentes partes de Bolivia como parte del menú. "De hecho, tenemos planeado invitar a destacados chefs para que tomen la cocina de Villa Hermosa y preparen un chicharrón, un laping o fideosuchu”, dice.
"Todos los ingredientes de nuestra oferta culinaria son de primera calidad. Estamos cuidando mucho esa parte”, añade Elmer.
Un potencial escenario
Emplazada a dos cuadras de la Circunvalación Oeste, en la avenida Colquiri, Villa Hermosa se alza en un lote de 4.000 metros cuadrados. Se trata de una propiedad que Elmer y Gonzalo tenían en el olvido. "Estamos en una primera fase, en la que se ha habilitado un gran escenario y mesas para aproximadamente 1.000 personas. Queremos que el lugar tenga capacidad para 3.000”, cuenta el cantante de los Kjarkas.
Gonzalo añade que la idea de abrir un lugar como éste responde a que en la actualidad el país cuenta con muy pocos escenarios. "Hemos tenido muy pocos escenarios para nuestras actividades. Los artistas necesitamos un lugar donde trabajar y realizarnos. Siempre hemos usado escenarios prestados como coliseos o estadios, que no son adecuados para nuestro trabajo”, dice.
En ese sentido, Elmer no escatimó esfuerzos. Diseñó, junto a su amigo el arquitecto peruano John Jara, un escenario de 12 metros cuadrados, al estilo de los escenarios que albergan los espectáculos de grandes grupos internacionales. Se trata de un espacio que no sólo responde a las necesidades técnicas, sino que se complementa con cómodos camerinos para los artistas.
Es un escenario con todas las comodidades para los artistas. "Estamos dándoles los últimos toques para luego, en el futuro, poder traer artistas extranjeros”, cuenta Elmer, quien al igual que con el escenario fue cuidadoso con la distribución de las mesas, que se hallan en una especie de terrazas, de tal forma que todos puedan ver al escenario con comodidad. "Queremos que éste sea un lugar donde los artistas se realicen. Nunca hemos tenido algo así”, agrega Elmer.
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