domingo, 16 de octubre de 2016

“Agarré el charango cuando decían que era un instrumento de indios”

Ernesto Cavour

Estudiantes del colegio enrique Lindemann-B entrevistaron a uno de los más reconocidos artistas bolivianos

Fue suficiente verlo compartiendo su música rodeado de los niños para darnos cuenta del gran ser humano que es el maestro Ernesto Cavour. Fue un privilegio entrevistarlo y conocer más de él.
La Fundación para el Periodismo, con el apoyo del European Journalism Centre, desarrolla el programa ‘La entrevista que siempre soñé’, del cual nuestro grupo fue seleccionado para entrevistar al maestro.
¿Cómo fue su niñez y adolescencia?
Bastante impresionante. Vengo de una humilde familia, de una madre que trabajó por tres hijos, sola, en una zona cerca del Cementerio. Tuve una vida triste y alegre. Fue una suerte que agarré el charango, pues por ese tiempo no había profesores, y si había eran un poco egoístas. Agarré el charango cuando decían que era un instrumento de indios, tuve la fe y desde ese entonces estoy trabajando y trabajando en el arte musical. En relación con el museo, éste ya tiene más de 50 años, lo hice casi solo, me regalaron muchos instrumentos. También escribí libros, como métodos de guitarra, charango y sigo vendiendo esos logros.
¿Cómo se dio cuenta de su gusto por el arte a sus 10 años?
La verdad no sé, fue algo muy curioso. Un día vi una guitarra y al lado suyo un charango, y en ese momento esto me impresionó, fue algo casual y celestial, desde ese momento me quedé con esto de la música. Yo soy autodidacta, no conozco cómo se lee una partitura, no lo ejercí de esa manera. Tal vez eso me llevó más al amor por este arte. Así llegué hasta la cromática en tres filas de la zampoña y esto está en el mundo entero.
¿Qué sintió en 1962 cuando creó el museo del charango?
Es necesario señalar que yo fui bailarín de ballet y eso porque me escuchaban tocar en la calle, en casa, y se sorprendían. Me decían que por qué no salía a actuar, comentaban que me falta sociabilidad. Entonces, ingreso al ballet, durante 10 años estuve en este campo. También tengo estudios como docente de colegio (normalista), contador general esto para seguir y no descansar. Y viajando con el ballet, como el Estado pagaba, entonces, teníamos la obligación de viajar. Ahí veía cualquier cantidad de instrumentos. Los arrieros siempre estaban con un instrumento, todos con sus charangos, quenas y quedé admirado; entonces, empecé a comprar instrumentos y pensé en ese momento comenzar un museo e hice el primer museo de instrumentos musicales en 1965. Después, en 1980, ya compré esta casa para el museo. Como es antigua, el Estado quiso apropiarse y los dueños me la dieron muy barata.
¿Qué sintió al formar el trío llamado Corazón de América en 1979?
Esto fue con Luis Rico y Nilo Soruco. Antes los militares nos dejaban cantar cantos de protesta, ahora nos eliminan (ríe). Pero me di cuenta que este problema es en todo el mundo. El hombre siempre pelea con el mismo hombre. El hombre es poco inteligente, el burro es más inteligente que el hombre, nos destruimos entre nosotros.
¿Qué recuerdo viene a su mente cuando piensa en una de sus presentaciones?
He sufrido mucho al respecto. Era muy buen ejecutador cuando tenía 20 años, con una fuerza vital increíble. Sin embargo, nunca pude presentar ante el público esa destreza. Dentro de mí tenía la pobreza, esto me llevó a tomar sultana y en vez de pan, comer chamillo (sollozo). Sin embargo, también recuerdo temas de mi creación. Tengo mucha música, yo siempre canto a las cosas nuestras, a los perritos, a los gatitos, como por ejemplo la del burro: “ahí se va el lindo, ahí se va el lindo burrito del poeta vagabundo; verseando por el camino, los lamentos de este mundo; cabizbajo y pensativo se lo ve cruzando caminos; tal vez tropiece algún día con lo que él jamás pudo. El burro en cuestión de amores nunca se jacta de macho, el hombre con deficiencias presume de macho”.

¿Usted en algún momento quiso dejar su carrera?
No, imposible, porque amo mucho lo que hago. Estuve en Francia, en Unión Soviética, Japón. Tengo amigos como los del grupo los Jairas (canta), viajamos por Europa, dije que me quedaría un añito, me dijeron que me quedara un año más, al pasar el tiempo preparé mi viaje y volví, me gusta mi tierra. Ahora mi sueño es terminar el museo, respecto a una sala que va a impresionar al mundo, relacionada con los instrumentos musicales, cómo se los crearon y de dónde vienen.
¿Cuál fue su mayor logro?
Primero, fue ganar el premio de mejor solista instrumental en Salta, el año 1965, el siglo pasado. Segundo, fue escribir mis libros, tengo varios, son obras importantes.

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