¿Qué significan estos cuarenta años?
G.A. Significan gratitud. Primero a Dios, al público que nos sigue y a nuestra amistad. Hemos iniciado desde jóvenes.
O.C. Es toda una vida, nos hemos dedicado a difundir el folklore boliviano de la mejor manera que hemos considerado nosotros.
¿Piensan dejar alguna escuela para perpetuar su legado?
G.A. Sí, ya habíamos pensado en eso, vale la pena, estamos en ello. Es muy importante sobre todo para inculcar en nuestros niños el amor a la música de nuestra patria.
¿Cuál cree que fue la fórmula para estar juntos tantos años?
G.A. Mucha amistad y valores humanos, más que buscar éxito.
¿Qué siente Gerardo Arias cuando canta?
G.A. Vengo de un pueblo minero, donde somos bastante sensibles en nuestras cosas. Entonces transmito ese sentimiento. Muchas canciones de las que hemos grabado son nostálgicas. Pero más es una cuestión interna y humana. No es que busque ser el gran cantante.
¿Han pensado en desintegrar el grupo?
G.A. Siempre hay problemas, pero eso se dará por lógica. Por ahora tenemos para recorrer porque hay nuevos integrantes que son buenos instrumentistas.
¿A qué creen que se debe su vigencia?
O.C. Grabamos temas que le gusta a la gente. Nos interesa mucho que nuestra música quede en la historia. No queremos que se ponga a la moda y se olvide en tres meses.
¿Algún músico que admiren?
O.C. Nosotros hemos tenido un profesor extraordinario, don Humberto Iporre Salinas. Así también están Alfredo Domínguez y Los Jairas.
¿Cómo ve el folklore en el país?
O.C. Ha crecido bastante. Fuera del país valorizan más la parte andina, pero somos sujetos de apropiación indebida. Sin ir lejos, los peruanos, chilenos y ecuatorianos están usando nuestros instrumentos mucho más que nosotros y nunca dicen el origen de los mismos.
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