En medio de aplausos, Luzmila Carpio extiende los brazos e imita el canto de una gaviota. Su voz se apodera del Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez, donde más de 500 personas escuchan en silencio a la cantante potosina.
"¡Dios mío!”, dice emocionada una joven que graba la escena con su teléfono celular. Mientras Carpio alza la cabeza y continúa imitando el trino de la gaviota. En ese instante, en la pantalla instalada en el fondo del escenario se lee la frase: "Mar para Bolivia”.
Ni bien la artista potosina concluye su canto, el público aplaude sin parar y otros se ponen de pie para celebrar la presentación de Carpio. Ella, sencilla, agradece otra vez el gesto con una sonrisa.
"Gracias”, dice, vestida con un traje típico de su natal Norte de Potosí, donde desde niña aprendió a comunicarse con los animales. "Los pajarillos nos ayudaban a rezar cuando había sequía”, contó en entrevistas anteriores.
Carpio presenta la pieza Dialogando con los animales y con un tono tan alto, casi indescifrable, imita el trino de varios pajarillos del altiplano boliviano. Y para finalizar, su voz da vida a las gaviotas.
Más de 40 minutos antes, la potosina abre su concierto Celebración con la canción Arrullo a la Madre Tierra.
Carpio ofreció tres recitales, el último se realizó ayer. Las dos últimas rompieron taquilla.
Para Celebración, la cantante invitó a los músicos Diego Ballón (piano), Cristian Laguna (contrabajo y bajo), Willy Sulcata y Andrés Flores (vientos), Miguel Ángel Mamani (charango), Franz Valverde (guitarra y guitarra muyu muyu) y Lucas Conrady (percusión).
Emocionada, Carpio presenta cada una de las canciones del repertorio. De rato en rato cambia accesorios de su traje típico potosino por un sombrero y una manta de chola paceña. Además, en algunas de sus canciones sujeta su charango. "Ya me he olvidado afinar las cuerdas”, dice sonriente.
"La alegría de cada uno de los niños representa la esperanza, el agua, la tierra, los árboles y los animales”, dice, y segundos después da vida el tema Danza de los niños.
Antes de comenzar Acaciomanta, cuenta la costumbre de cantar durante el intercambio de maíz. Luego sujeta su charango y comienza a cantar. Luego, un grupo de bailarines se apoderan del escenario.
Así, entre aplausos, suspiros y un auditorio silencioso, Carpio interpreta temas en quechua y castellano como Cautiverio, Chillchi Parita, Wiphay Pachamama y Warmikuna, Arawi, entre otras. Además, regaló la canción de cuna Phatitán.
Después de más de dos horas, la potosina sorprende al cantar Yanapariway Takiriyta en quechua y francés. Apenas termina, la gente se pone de pie y pide otra canción. Y es que escuchar la voz de Luzmila Carpio es un regalo del cielo.
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