El hombre que empujó a Los Kjarkas a la internacionalización cumpliría mañana 62 años de edad si no hubiera fallecido hace 24 años cuando era sometido a un trasplante de médula en Houston (EEUU). Una leucemia lo consumió poco a poco.
Se trató de un hombre fundamental para el folclore boliviano, investigador de la música nativa, defensor de instrumentos originarios y poeta popular. En los años 70, cuando Bolivia sucumbía a la zamba argentina, fue Ulises Hermosa que revalorizó el ritmo del chuntunqui (Chuquisaca) y desplazó el bombo legüero (típico de Argentina) por el huancara (bombo quechua). Fue con ese instrumento al hombre que recorrió el mundo; sin embargo, también sabía tocar la zampoña, la quena, la guitarra y el charango.
Estudios
Gonzalo Hermosa comentó a Sociales&Escenas la vez que Elmer le dijo que soñó con Ulises componiendo una canción. “Así nació Fría”, dijo. En otra oportunidad, el vocalista del grupo folclórico más conocido de Bolivia también soñó guitarreando con su hermano fallecido y de la experiencia extrajo la melodía de Munasqechay.
Esa es la mística de Ulises que aún acompaña a Los Kjarkas. Es por eso que siempre lo tienen presente, en cada concierto, en sus reuniones familiares y en cuanto material discográfico produzcan.
El legado de Ulises se consagra en su hijo que lleva su nombre. Uno de los integrantes de Ch’ila Jatun. En los próximos días su vástago llegará a Santa Cruz para estrenar el nuevo videoclip del grupo. En marzo tocarán en Europa y en abril estarán en Colombia
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