La agrupación reeditó la canción Mi chiquitín, de 1988, acompañándola de un video de trama social, en el que se muestra la responsabilidad que los padres tienen ante sus hijos.
Los integrantes de Kollamarka destacaron que, a lo largo de sus 36 años de trayectoria artística, siempre buscaron transmitir mensajes sociales mediante su música, y dada la coyuntura, vieron por conveniente difundir este mensaje.
El video Mi chiquitín presenta dos facetas opuestas de situaciones familiares, la primera en la que un padre de pocos recursos demuestra abnegación en el cuidado de su hijo, mientras que otro, de situación más acomodada, muestra un trato opuesto con sus hijos. De esa forma, reflexiona sobre la sociedad futura, en base a la formación que se imparte hoy a la niñez.
Fernando Cajías, amigo del grupo, explicó en el lanzamiento de la producción audiovisual, que Kollamarka tiene mucha importancia para el país, ya que desde sus inicios reflejó la identidad boliviana, mediante la investigación y difusión del acervo nacional.
Kollamarka, como grupo, se configura como un puente imaginario entre el medio rural y urbano, mediante la revalorización de la música y de las lenguas originarias.
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