De entrada el título es una toma de posición respecto a la apreciación, invitando a escuchar antes que bailar, lo que parece incluso una provocación en una época donde la música folklórica y mucha de la popular parece estar supeditada a las posibilidades y cualidades para generar el movimiento de caderas. La propuesta de Willy nos recuerda que las cuecas (como mucho de nuestro folklore) son también para escuchar y valorar por el sólo hecho de ser buena música. Pero claro esto se logra partiendo de dos componentes vitales, primero una propuesta musical clara y segundo un conocimiento profundo del género.
Respecto a lo primero, hay que empezar señalando que Willy Claure es uno de los más completos músicos que trajo la década de los setenta y a estas alturas sobran razones para considerarlo uno de los más sólidos compositores, un virtuoso de la guitarra y además uno de los mejores cantantes del país. Es fruto de una constancia inquebrantable que le ha permitido trabajar, compartir música y escenario con grandes nombres como Khanata, Los Rhupay, Ema Junaro, Savia Nueva, sólo por citar algunos. Y aunque radicado en Suiza hace años, Willy Claurese, se da modos para hacerse imprescindible cuando se habla del mejor folklore boliviano contemporáneo. Y aquí el segundo componente.
Willy es un experto en cueca, por un largo tiempo de estudio y profundización, tanto en las seis cuerdas con las cuales editó antes dos discos de cuecas, como en el estudio del género, habiendo editado el libro Matrimonio y Cueca en el Valle de Punata, parte de su formación antropológica, que le ha permitido conocer a fondo todos los pormenores que hacen a la música, al baile y el entorno social. Además recordemos que Willy ha publicado otros escritos como: 30 músicas bolivianas para guitarra.
Willy sabe de cueca y su aporte no se ha limitado a la recopilación sino también a la composición ampliándole la vida, porque en verdad ya son escasos los que se dedican a ella y mucho menos los que aun componen con exigencia y rigor.
La cueca No le digas de Willy con versos de Jaime Saenz ya está indudablemente inscrita dentro de las más importantes y logradas cuecas de nuestra historia musical.
Pero sabiendo que la cueca también es patrimonio en Perú, Chile y Argentina y consciente del peligro del arte que se encierra, Willy se expande en la interpretación y la matiza con otras voces ampliando su riqueza mucho mas que de lo que ya conocemos de la cueca.
Cuecas para no bailar reúne 15 cuecas, rescatadas, nuevas e históricas y sobretodo de autoría de Willy que comparte con seis voces de diferentes países y tres nacionales. Y resulta notable escuchar al argentino Carlos Aguirre poniendo voz precisamente a No le digas. Quien fuera voz del histórico grupo chileno Congreso Joe Vasconcellos canta Un solo pañuelo. El cubano y cantante de Fulano de Tal, Elsten Torres, canta Violeta y su compatriota el compositor y cantante Pavel Urkiza De paso. Del Perú llega un músico ligado al jazz, José Luis Madueño, en la cueca que da título al disco. El renombrado cantautor español Javier Rubial le imprime otra sensibilidad a Eres mi mañana.
De los bolivianos está el actor y cantante beniano (radicado en México) Milton Cortez, el cruceño y líder de Animal de Ciudad Ronaldo Vaca Pereyra y el cantante Marcelo Arias, todos ellos aportando diferentes matices vocales a las cuecas de Willy, y Willy se reserva para él las clásicas que las canta, para mi gusto, incluso mejor que los invitados. Con las históricas De regreso y Cuento del mundo reitera su admiración por la obra de Matilde Casazola. También revive viejas cuecas que el tiempo esconde como Olvídate de mi de la voz de Los Jairas, Yayo Jofré, Un puñal envenenado de Don Alberto Ruiz y la siempre recurrente Caraqueña de Nilo Soruco.
Willy Claure arma todo el repertorio en un mismo esquema instrumental reducido y efectivo donde se lucen las voces, pero sobre todo las cuecas que se muestran rejuvenecidas demostrando que su belleza no ha disminuido con los años, el olvido y el abandono, y que no necesitan de la cantina, el baile y el pañuelo para brillar e iluminar el panorama
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