Cárdenas nombró a su viaje por nuestro país “Cantando para los jóvenes de Bolivia”, mismo que recorrerá ciudades capitales, además de la Capital del Estado, Santa Cruz, La Paz (18 de junio), Tarija (julio), Potosí (agosto) y Cochabamba (septiembre).
Quien además es socióloga, tiene una maestría en musicología y un doctorado en antropología social, arrastra una gran preocupación por el estado superficial de los jóvenes, quienes son víctimas del consumismo y que, según asegura, “no son culpables de los tiempos que les tocó vivir” (vale subrayar que habla de una manera general).
EL DIARIO (ED).- ¿Cantarle a los jóvenes?
JENNY CÁRDENAS (JC).- Cada vez es más difícil que un mensaje le llegue a la gente joven. La gente joven está viviendo muy acelerada y muy desligada de “pensar”, por ejemplo, para qué ha venido al mundo. Creo yo que grandes sectores de la gente joven ya no se hace este tipo de preguntas.
(ED).- Los jóvenes no conocen la música de Silvio Rodríguez, por ejemplo.
¡No tienen la culpa! Esto está sucediendo en todas partes del mundo. El gran problema es la ruptura que existe con la Historia. Nosotros, los de mi generación, como jóvenes hemos sido transgresores de nuestra época, como lo fueron los padres de estos jóvenes. El hippismo, la guerrilla, el descubrimiento de otras tradiciones culturales, como el hinduismo, llegó de golpe; John Lennon y demás. Nos llegó fuerte todo un movimiento intelectual en general, artístico y literario, principalmente. Nosotros escuchábamos la música que nuestros padres habían escuchado. De alguna manera todavía estábamos metidos dentro de una tecnología que nos remitía a sus propias historias. En cambio ahora no hay nada que te remita a las canciones de sus padres, entonces, difícilmente van a escuchar a Silvio Rodríguez, siendo que el Silvio Rodríguez no es “tan” de atrás. Los tangos eran de los años 20, 30, y nosotros, en los 60, sabíamos bien lo que era un tango, escuchábamos los discos de nuestros padres y nos gustaba; nos gustaba Gardel, por ejemplo. Entonces, lo que pasa es que hay una ruptura.
(ED).- Ahora se pasan la música por Bluetooth o flash, antes la música estaba en casetes o discos de vinilo.
(JC).- Exacto, y tampoco hay la “potencia” de la radio, que era una manera bien interesante de conocer la música peruana, argentina, brasilera, cubana; era notable. En los años 40 o 50 la gente joven conocía muchísimo de música latinoamericana.
(ED).- Dijiste algo fuerte: “No es culpa de los jóvenes”.
(JC).- No es su culpa. Porque son hijos de esta tecnología, es el sistema “Mundo” que estamos viviendo. Por eso es importante insistir de una manera deliberada el trabajar con esa intención, porque son los que van a comandar el mundo, el futuro. Ése es el problema, que sencillamente estamos entrando a una fase muy, muy, neoliberal. Van a dirigir las empresas, los gobiernos. Entonces, qué queremos: ¿queremos chicos frívolos?, ¿chicos muy inmediatistas?, ¿plásticos? Consumen la vida como turistas, como turistas (…) que entran a un lugar, sacan una foto rápida y se van.
(ED).- Para subirlo al “Facebook”.
(JC).- Exacto. No se extasían, ni sienten, ni piensan, ni se cuestionan por el mundo, obviamente hablo de una manera general.
(ED).- Respecto a tu actuación en Sucre, ¿cuál ha sido la respuesta de los jóvenes?
(JC).- Lo importante es que estoy sembrando lentamente la semilla de la canción, la semilla de este género de canción con mensaje. Estas canciones que quiero que llegue a la gente joven.
(ED).- Cómo llamaríamos al género.
(JC).- Yo lo llamaría un “Neo folk urbano”, si es que podemos llamarlo de esa manera, y también una “nueva canción”, pero como no quiero que nos remitamos al pasado prefiero llamarlo Neo folk. Sabes, lo que me dijiste es muy importante: No conocen Silvio Rodríguez. Imagínate, no conocen Serrat, no conocen la maravilla de la canción. Eso quiere decir que hay que volver a trabajar. Estoy volviendo a trabajar en el sentido de que lentamente y con mucho cuidado y mucho cariño, también, estoy sembrando una semilla en las nuevas generaciones que sé que poco a poco les voy a poder comunicar lo que quiero. No es fácil. No me conocen. La mayor parte de la gente que fue a verme a Sucre era gente de mi generación. Te mentiría si te diría que la mayoría era gente joven. Obviamente había gente joven, pero poca (…). Entonces, por eso, no es que me haga la ilusión de que van a llegar. Esto se hace poco a poco.
Ahora, después de esta conversación contigo, voy a buscar charlar con ellos de una manera más amplia, porque claro, uno cree que con decir “vengan a un concierto para jóvenes”, los jóvenes van a decir “No”. Los jóvenes no van a ir verme, hay que provocar algo. Hay que buscar cómo los provocas para que te miren, para que te escuchen. Cosa que digan “Ah!, a ver, vamos”. Si tuviera mayor auspicio pondría mis spots en la televisión, en todos los canales; pero tampoco tendría el sentido que yo busco.
(ED).- Y cuál es ese sentido.
(JC).- El sentido es generar en ellos la curiosidad por escuchar, por pensar, por sentir. Con esa supuesta publicidad ellos irían y también serían consumidores, como el turista que se toma una foto y se escapa. Esto es distinto. La cosa es ir poco a poco, poniendo mensajes de otro modo, dialogando de otro modo; tratar de armar un puente real, y eso puede llegar a tener algún impacto.
(ED).- ¿Te ilusionas?
(JC).- No me hago ilusiones porque sé que estamos viviendo en un mundo súper acelerado, muy acelerado.
(ED).- Qué me dices del famoso reggaetón.
Bueno, es, pues, el lenguaje de la gente joven. A mí Calle 13 me encanta, me parece que los tipos son creativos e inteligentes. Cuando yo hablo de la Violeta Parra no sólo hablo de una poetisa y compositora, sino estoy hablando de una mujer inteligente que sabe decir de manera inteligente cosas maravillosas. El reggaetón de Calle 13 también dice cosas inteligentes a través de un género musical que es tan comercial. Pero es uno en medio de un mar de reggaetoneros que dicen “cualquier cosa”. Es no más el signo de los tiempos, no podemos juzgarlos, no podemos sacarlos. Si tú tienes simplemente canciones tan espantosas, como por ejemplo esa canción tan comercial del colombiano Vives -me da pena que haya caído en esto-, se ha juntado con alguien, no sé cómo se llama, y canta “Woy woy woy”. Hasta una wawa de dos años va a aprender (ríe). Es el “riff”, son mañas musicales que siempre se han utilizado, pero en el reggaetón está llevado al extremo. Claro, es difícil competir con esa música, la música de mensaje definitivamente no puede competir.
(ED).- Galeano nos dice que la utopía sirve para caminar. Tú dices que es imposible superar al reggaetón, no se puede, pero todavía podemos seguir caminando en este afán de dar mensaje a los jóvenes.
(JC).- Exactamente y definitivamente. Si hay algo a lo que no podemos renunciar es precisamente a este derecho que tenemos de volar, y de volar en nuestro ser supremo que es el de la “creación”. El crear es lo que nos hará libres. “De verdad verdadera” (ríe). Es decir, crear, estar en el arte, intentar seguir haciendo arte, intentar seguir rompiendo los esquemas, porque si antes los de mi generación, teníamos que pelear contra el conservadurismo de nuestros padres, hoy tenemos que pelear contra el reaccionarismo.
(ED).- Utópicamente, se me ocurre. Estamos en un presente de degradación total en los jóvenes, pienso yo, y estos jóvenes pueden llegar a sentir el hastío por la decadencia actual, y tal vez se digan a sí mismos “basta”, ya basta de todo esto. Y, de pronto, hay un nuevo “Renacimiento” propiciado por el desgaste. Tal vez no es tan imposible, tal vez pueda suceder.
(JC).- Es eso precisamente lo que tiene que ocurrir. Creo que estamos como que tocando fondo. Esto que me dices no es un tema que he pensado, pero te puedo decir que sigo creyendo que la universidad es un lugar donde se puede potenciar ese renacimiento del que hablas, porque de alguna manera siguen siendo instituciones con una aceptación para todos. Educación primaria y educación superior. Claro que también tiene mucho que ver quién educa y cómo lo hace (…). Me parece que ese renacimiento puede venir, por el mismo hecho de tocar fondo. Y ahora toca salir de esto. Mucha gente joven está muy desilusionada.
(ED).- Cómo pretendes llegar a los jóvenes.
(JC).- Lo importante es, primero, respetar a la gente joven, y segundo, ser profundamente genuino en lo que dices y haces, sólo así vas a llegar en alguna medida, más o menos, al corazón de ellos. Si no eres genuino, si no eres real, si no parte de ti mismo ser joven, ser un guerrero, de ser un transgresor, un libre, un conquistador para construir otro mundo, entonces, no te van a creer, no va a pasar nada. Saber eso es muy importante, no los puedes engañar. Cuando engañas se siente. Afuera nos engañan, ¿acaso la publicidad no nos hace comprar lo que no necesitamos? Yo voy de a pasitos chiquitos. Es bien interesante, porque voy aprendiendo en el proceso. Mi compañero Ricardo tiene mucho que ver en esto, porque me dice: “No te desesperes, si vas a ir a cantar a Santa Cruz y va poca gente, porque no pudiste llamar al público, no te desesperes. Es poco a poco”. Y tiene razón, porque no es que yo me quiera hacer famosa, tal vez hubiera hecho otro tipo de cosas, hubiera cantado otro tipo de música, hubiera hecho otras propuestas, en fin. Yo respeto mucho el trabajo de todos, pero no es ése mi sentido, pues. Así nomás tengo que ir a cantar.
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