viernes, 29 de abril de 2016

Achá y la historia detrás de la cueca “La culpable”



Escribe canciones para niños, muchas de las cuales no están aún grabadas. En una entrevista con el autor, manifiesta que la cueca “La Culpable”, está basada en un hecho real, inspirada en una gran mujer. Por aquella época, Luis Achá Martínez contaba con 26 años de edad, se encontraba recuperándose del trauma causado por la pérdida de los dedos de su mano izquierda.

Un accidente fortuito hizo explotar una carga de alto poder en sus manos. En su vida cotidiana, había practicado la pintura y el dibujo, elaboraba láminas educativas para maestros y alumnos, referidas a ciencias naturales, geografía e historia. Lo que sucedió es que buscando en el depósito de trastos viejos algún utensilio que le sirviera para fabricar unos pinceles gruesos; encontró en unas latas unos canutos similares a tapas de lapiceras. Curioso se puso a remover el fondo con un clavo, empero luego de algunas vueltas, se produjo la explosión que le privó de los dedos de la mano.
Anonadado, pensó que allí terminaba su vida, sus aspiraciones de pintor y de músico. Achá deseaba estudiar arpa, soñaba con ser concertista, aprender la ejecución del piano; jamás había pensado ser maestro. Se consideraba una paloma herida con ansias de volar.
El accidente lo mantuvo en un estado lamentable de depresión, se encerró en sus aposentos y en sí mismo, puesto que ya no deseaba ni aspiraba a nada. No obstante, con apoyo de sus padres, hermanos y amigos, logró culminar sus estudios de bachillerato. Sin embargo, el pesar que le embargaba no había pasado, se encontraba desorientado. Después de algún tiempo, ante la carencia de maestros de música, se enroló en las filas del magisterio, por aquel entonces, ya la familia Achá Martínez disfrutaba de la fama de músicos.
Luis Achá Martínez, nació en Villa Abecia el 5 de febrero de 1937, sus padres fueron don Miguel Achá y Virginia Martínez, sus hermanos son: Delia, Pastor, Rosalía, Luis, Carlos, José María, Franz, Edith, Miguel y Genaro. El compositor realizó sus estudios primarios en su pueblo natal, luego en Tarija egresó de bachiller en el Colegio Antoniano (hoy La Salle). Luis Achá Martínez conoció en la ciudad de La Paz a doña Lily Irigoyen, la conquistó con versos y canciones, tiempo después, contrajo nupcias el 10 de julio de 1977. De esta unión nacieron Carla Rocío, Ángela María y Luisa Viviana.
Cuenta que alrededor del año 1955, su padre y sus hermanos mayores (mucho antes de su accidente), conformaban una orquesta, que era requerida en fiestas privadas y populares, se dice que todo el tiempo estaban contratados para amenizar reuniones sociales. En cierta ocasión, fueron solicitados para tocar para el Presidente Víctor Paz Estenssoro y sus Ministros que habían llegado a Tarija.
El grupo estaba integrado por Carlos Achá Martínez (un acordeón pequeño), José María y Luis Achá Martínez (guitarras) y Franz Achá Martínez (batería), los bailes eran vals, taquiraris, boleros, corridos, rocanrol y charlestón, escasamente se tocaba la cueca “Guadalquivir” de Gilberto Rojas y una que otra cueca de Pio Martínez.
En ciertas fiestas cívicas, eran llamados para interpretar el Himno Nacional e Himno a Tarija. Luis Achá Martínez era el encargado de firmar los contratos. Empero, el grupo duró poco tiempo, se requería de mucha disciplina.
Pero ya de maestro, el ejercicio de la docencia, lo llevó a prestar servicios en la ciudad de Tarija, ocasión en la que formó parte del plantel fundador del Kindergarten “Oscar Alfaro”; luego trabajó en San Lorenzo y, finalmente en el año 1962, fue trasladado a Padcaya; debido al vacío existente en canciones y rondas infantiles. Fue en esta población en la que conoció a una joven muchacha, oriunda de Padcaya, que estudiaba en la ciudad de La Paz y que había llegado de vacaciones.
El haberla conocido cambió radicalmente su vida, como amigos primero, luego como su enamorada, la sintió la mujer más cariñosa, atenta y bella. Empero, debía esperar un año para volverla a ver. Cuenta que una de esas vacaciones fue la más larga y la más agradable en la existencia del compositor; bailó con ella, disfrutó de su compañía, de sus mimos, de los paseos al campo.
La noche previa a su partida, le escribió: “Ansío poeta ser/ y darte mi querer/ en prosa o verso hacer/ lo que siento por ti mujer/ dicha para mí fue/ la noche que contigo bailé/ tu fino talle estreché/ yo que en mi vida soné/ a quien tendrá que alagar mi alma/ en mi vida otra mujer no existe/ no habrá en mi paz ni calma/ si la calma y la paz/ tu sola fuiste/ si mis versos te causaran enojos/ perdón te pido/ calla y respeta/ que al leerlos con tus negros ojos/ piensa y medita que no soy poeta”. Los versos jamás llegaron a su destinataria.
El joven compositor, se brindó acompañarla en el viaje de Padcaya a Tarija, durante el trayecto, Luis Achá Martínez permanecía callado, razón por la que la muchacha le preguntó el motivo de su tristeza y el poeta solo atinó a contestarle “Tú eres la culpable”. A su retorno a Padcaya, escribió la cueca “La culpable”, algunos días después, ingresó al concurso “Phillips” de la canción, donde el tema fue interpretado por “Los cantores del Valle”. La cueca fue finalista y programada para ser interpretada en la final a realizarse en la ciudad de La Paz.

La vida de Luis tras
componer la cueca

La cueca “La Culpable”, dice así: “la culpa de mi locura/ la culpa eres tu/ me trataste con dulzura/ con paciencia solo tú/ insomnio tengo en la vida/ nomás por ti mujer/ tú tienes, tienes la culpa/ de mi horrible parecer/ tus ojos, tus labios/ tu dulce mirar/ han hechizado mi alma/ y no hago más que llorar.
Magnetizado, obsesionado por la muchacha, los días y las noches tenían su nombre, por ello luego escribió la cueca “Padcayeñita”, pero como el tiempo era lento, cruel y desesperante, su amor se desbordaba en versos, así también escribió: “Tu ausencia” (cueca).
Sin embargo, los días, meses y años transcurrían inexorablemente, su situación de maestro era precaria y económicamente débil, más aún, debía cooperar con su familia. A él le era imposible viajar y peor vivir en La Paz, pues las condiciones en esa ciudad eran otras, muy diferentes a la suya.
Así, las posibilidades del encuentro con otro amor, no tardaron en llegar para la muchacha de su vida, por tal motivo, su romance se resquebrajó y terminó rompiéndose. Pasado el tiempo, la joven retornó a Padcaya a contraer nupcias con su novio oriundo de Santa Cruz. Ante aquella impotencia, nació la cueca “Huérfano de amor”; luego le siguieron otras composiciones expresadas en bailecitos, cuecas y canciones de amor y desamor; asimismo, aquellas que le cantan a la tierra chapaca, a los niños y a la madre.
La población de Padcaya, le resultó pequeña, vacía y triste. Un día, decidió trasladarse a la ciudad de La Paz a fin de titularse en la Normal Superior “Simón Bolívar”, de tal manera, aprendió a leer y escribir música, entre sus condiscípulos de estudio, estuvo Andrés Rojas, destacado compositor de “Morenadas”
Luis Achá Martínez, estudiaba en las mañanas y en las tardes ejercía la docencia; cuenta que componía canciones en el trayecto de la Normal a la Escuela donde trabajaba, a lo largo de su ejercicio docente, compuso muchísimas rondas infantiles a fin de llenar los vacíos musicales de la enseñanza básica.
Cuenta que de los 33 alumnos que ingresaron a la normal, sólo egresaron seis maestros de música. El año 1975 fue becado por la OEA para estudiar en el Conservatorio de Música de Buenos Aires, mucho le ayudó la práctica docente y la experiencia musical que había desarrollado. Allí se destacó en la interpretación de la Flauta dulce y se graduó con distinciones. El compositor tiene en su haber alrededor de 80 composiciones musicales, registradas en Sobodaycom y grabadas por “Los cantores del Valle”, “Grupo “Amancayas”; Gladys Moreno; Caluyo Pérez (piano), “Las Voces del folklore”, Conjunto de Jazz “Tiwanaco Bras” y varios oros grupos musicales del país y el exterior.
Lastimosamente, los altos costos de traslado, impidieron que sus ejecutantes y su autor puedan asistir, de tal manera que ganó el tema instrumental de Mauro Nuñez (1969). Mientras tanto, el tema pegaba muy hondo en el sentimiento chapaco. Al año siguiente, la muchacha retornó a su pueblo, para entonces “La culpable” ya era popular y muy conocida en todo el país.

DETALLES SOBRE
LA VIDA DE LUIS
ACHÁ MARTÍNEZ

Su primera cueca

En cierta ocasión, salió de excursión con un grupo de amigos, estudiantes universitarios en otras ciudades de Bolivia y del exterior, se instalaron en un lugar pintoresco, casi paradisiaco, sin embargo, los jóvenes no le encontraban gusto ni sabor a la campiña, reiteradamente argumentaban que no había motivo para volver a la tierra que los vio nacer, a no ser por el amor a sus padres y familiares. Esa noche, a la luz de una vela, escribió “El jardín de las flores”. Fue su primera cueca.

Compositor y docente

Mejoró el sistema de enseñanza musical, conseguía que los niños aprendieran mientras jugaban. Fabricó zampoñas y otros instrumentos musicales que facilitaron el aprendizaje. Luis Achá Martínez, estudiaba en las mañanas y en las tardes ejercía la docencia; cuenta que componía canciones en el trayecto de la Normal a la Escuela donde trabajaba.

El amor de su vida

Pero ya de maestro, el ejercicio de la docencia, lo llevó a prestar servicios en la ciudad de Tarija, ocasión en la que formó parte del plantel fundador del Kindergarten “Oscar Alfaro”; luego trabajó en San Lorenzo y, finalmente en el año 1962, fue trasladado a Padcaya; debido al vacío existente en canciones y rondas infantiles. Fue en esta población en la que conoció a una joven muchacha, oriunda de Padcaya, que estudiaba en la ciudad de La Paz y que había llegado de vacaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario