miércoles, 9 de julio de 2014

93 niños de la Sinfónica Infantil se unen a Jach’a Mallku en un recital

Ni bien el director dio la orden, Mariel Revilla, de 11 años, respiró profundamente, tomó su violín, lo colocó en el hombro y empezó a interpretar la canción Tanto te amé, de Matilde Casazola. Y sin pensarlo, la pequeña cambió las melodías sinfónicas por los ritmos folklóricos.
No fue la única. Mariel y sus 90 compañeros de la Orquesta Sinfónica Infantil, dirigido por Sergio Arévalo, aprendieron a interpretar con sus violines, violas, chelos, clarinetes y demás instrumentos clásicos los ritmos autóctonos y folklóricos del grupo Jach’a Mallku.
Se trata del proyecto musical que lleva el nombre Entre niños y violines, Jach’a Mallku 28 años, que será estrenado mañana y el viernes, a las 19:30, en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez.
La idea de este proyecto comenzó hace 15 años, cuando los miembros del grupo folklórico iniciaron un sueño: trabajar con niños a través de la música. "Lamentablemente, la falta de apoyo económico impidió que el anhelo se materialice”, comentó Franz Chuquimia, líder e integrante de Jach’a Mallku.

Meses antes, el grupo se contactó con Arévalo, director de la Orquesta Sinfónica Infantil del Conservatorio, para proponerle fusionar ritmos e instrumentos folklóricos con melodías sinfónicas. El maestro aceptó y, después de realizar los arreglos musicales, los pequeños intérpretes, cuyas edades oscilan entre los ocho y 14 años, empezaron los ensayos.
Pronto, los 93 miembros de la orquesta habían aprendido a interpretar canciones como Agüita de Putina, nativa del altiplano, sin ninguna dificultad, con la naturalidad de quien lleva años tocando música folklórica.
No sólo el sueño de Jach’a Mallku se estaba materializando, sino también el del director de la orquesta, quien, desde que inició las gestiones para la creación de la sinfónica infantil, siempre propuso que los niños "primero reconozcan su música”
"Los niños son fantásticos”, destacó Arévalo, cuya imagen con traje, impecable y formal, contrasta con el estilo relajado de Franz Chuquimia. Juntos, aunque de diferentes géneros, los músicos lograron que los pequeños coordinen la música de sus violines, violas, chelos, contrabajos, clarinetes, flautas, trompetas, cornos tubas y trombones con la de zampoñas, quenas y charangos.
Frente a frente, el director y el vocalista dirigen entre sonrisas a los músicos que pondrán en escena los éxitos de la música nacional. Cuando Arévalo levanta su batuta, a los pocos segundos se escuchan sonar los violines y clarinetes, que se escuchan interrumpidos por la percusión, la guitarra, las quenas, las zampoñas y la impecable voz del vocalista de Jach’a Mallku.
¿El resultado? Es una perfecta sincronía entre instrumentos sinfónicos y folklóricos. "Se lograron melodías muy bellas”, contó Chuquimia, quien afirmó estar plenamente feliz por lograr lo que Jach’a Mallku siempre quiso: "compartir con los niños”. Para los recitales, el costo de las entradas es de 50 bolivianos para platea, 40 para anfiteatro y 30 para galería.

Sobre los elencos
Grupo La agrupación Jacha Mallku cumple este año 28 años de trayectoria. Fueron gestores para la creación de la Escuela Municipal de Música en El Alto, con la intención de formar artísticamente a los niños.
Elenco La Orquesta Sinfónica Infantil fue fundada hace tres años por el maestro Sergio Arévalo. Está compuesta por 93 músicos, cuyas edades oscilan entre los ocho y los 14 años. Los pequeños realizan ensayos todos los días.

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